Hay días que desde el inicio son diferentes, que cambian sólo por una decisión bien pensada, por correr un riesgo, por hacer lo que uno quiere. Hay mañanas que son distintas, cuando uno no sufre por tener que salir de la cama, cuando no tienes por delante la misma rutina, los mismos horarios, el mismo encierro. Son esas pocas veces en que decides que hay cosas que no pueden esperar más, en los que tomas decisiones importantes, que valen la pena.
Mientras para otros estás equivocado y tienes que hacerlo todo a escondidas, guardar silencio, evitar los comentarios en los que te repetirán una y otra vez que no, que está mal, que no es lo que debes hacer. Todos hablarán, todos opinarán, pero tú estarás seguro de que cada decisión que vas tomando es mejor que la anterior.
Y cuando lo hagas, cuando ya estés embarcado, cuando caminas de un lado a otro, mientras almuerzas y ríes y todo va pasando como lo imaginaste, corroboras que no hay nada mejor que ese tiempo con ella, que perseguir esa idea que cada vez va adquiriendo más forma, más color.
Pronto, te repites, muy pronto, mientras las ideas siguen dando vueltas a tu alrededor y tu empiezas a tomarlas, una a una y a darle forma a eso que antes solo estaba en tu imaginación.
Hay días en que las cosas empiezan a suceder, que son el inicio de algo. Aunque lo que venga no vaya a ser nada fácil, ahí están todas esas ganas para enfrentarlo.
En esta gran canción de la banda Wilco, participa Feist, cuyo último disco recomendamos en un post anterior.