domingo, 10 de julio de 2011

Vida Sencilla - Facundo Cabral

Con él se van muchos recuerdos. De tardes tranquilas, de viajes que inspiraban, de los que salíamos, de alguna manera, renovados.
Lo descubrí como llega a mi vida lo mejor que siempre sucede en ella: de casualidad, sin esperarlo.
Pero, como todo lo que luego pasa a ser inolvidable, él fue más allá. Se hizo parte de muchos de mis mejores recuerdos y recordarlo es asociarlo a personas a las que quiero, a las que siempre llevo conmigo.
Tengo mucho que agradecerle, a su voz intensa, a sus canciones, a sus monólogos que me hacían ver las cosas de una manera distinta, mejor.
Hoy ya no está. Dicen que se fue de casualidad, que las balas que lo mataron no eran para él, que se iba al aeropuerto en un autobús y cuando lo esperaba, en el vestíbulo del hotel, un empresario se ofreció a llevarlo en su auto. Lo demás ya es historia.
Ahora no queda más que recordarlo, extrañarlo, como a una de esas personas a las que nuca conocemos personalmente pero las consideramos nuestros amigos, nuestros hermanos.
Por eso, a manera de infinito agradecimiento va para usted este texto, Facundo, el que no era de aquí ni de allá, el que ahora es de todos.

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