Desde hace mucho tiempo el ser humano ha sentido fascinación por los vampiros, estos rastreros chupasangres han sido representados de diferentes maneras a lo largo de la historia. A veces románticos, muchas veces seductores, otras abyectos y deformes, otras como especie de zombies, algunas veces locos, otras atormentados, y hasta divertidos.
En True Blood, una serie de HBO que va por su tercera temporada, los vampiros, a diferencia de lo que ocurre en la mayoría de los casos, interactuan con los humanos y tratan de integrarse a una sociedad en la que son discriminados, criminalizados, y en la exhiben sus filias, fobias, complejos, anhelos y muchos excesos.
Son vampiros con una sexualidad y sensualidad a flor de piel, que habitan un ambiente cálido y húmedo y que caminan entre los sembrios de la mano de gente signada por un pasado de esclavitud, magia negra, complejos y pequeñas prendas, como las que usa una extraordinaria Anna Paquin en su papel protagónico y seductor.
Les dejo este blues, que abre las puertas de este fascinante universo.
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