viernes, 25 de marzo de 2011

Me cambiaron las preguntas - Gilberto SantaRosa y Ruben Blades

A mi me comenzó a gustar la salsa desde que era adolescente, alrededor de los quince años y gracias a un grupo de amigos y hermanos, dos de ellos ahora a la distancia, que me enseñaron ese dichoso gusto por la salsa, el fútbol, por reírse de uno mismo y especialmente por esas pequeñas cosas que te hacen sentir complicidad, confianza, respeto y admiración entre un grupo de patas. 

Hasta ese momento para mi la salsa era algo que escuchaba en el carro rumbo al colegio o en las fiestas de algún tío, un tipo de música a la que nunca le presté mucha atención, pero para estos amigos míos era un ritmo excluyente. Esa devoción por la salsa despertó mi curiosidad y luego de escuchar varios discos de la Fania, Hector Lavoé, Cheo Feliciano, Celia Cruz, Maelo Rivera, Richie Ray, Bobby Cruz, el Gran Combo, La Sonora Ponceña (me reservo a los cubanos para después) y más recientemente la Spanish Harlem Orchestra, Victor Manuelle y especialmente a  Ruben Blades, no pude mas que quedar rendido. 


Y es que la salsa te genera adicción,  porque, y no es un secreto, no solo es música. La salsa es juerga pero con un paso elegante, es barrio, es palomillada, es tomar de un solo vaso, es descarga en el barrio (pero para eso hace falta otro posteo), es estar limpiecito después de la pichanga para irse al tono, son demasiadas cosas, de esas de las que guardo los mejores recuerdos y  añoro. 

Pero la salsa es también compromiso social y sino me creen escuchen cualquier disco de Ruben Blades, y si no se animan por un disco completo, por lo menos comiencen con esta canción que canta con otro grande, el Caballero de la Salsa, Gilberto Santarosa, Me cambiaron las preguntas.


Esto para Tito, Tavo y Juan, quienes me dieron muchas respuestas para preguntas que no me había imaginado. 

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